¿Qué se entiende por mercadotecnia – también llamada marketing – y por qué es indispensable conocer algo de él para cualquier emprendedor?

Pues bien, el marketing comprende todas las actividades realizadas para posicionar un producto o servicio y lograr que termine en manos de los consumidores o clientes.

 Por esta razón el marketing incluye disciplinas diversas como las relaciones públicas, la distribución, la concepción y ejecución de proyectos, el manejo de los precios, la presentación de ofertas, etc.

Con todas las actividades que se conjugan en el marketing, a veces puede resultar difícil establecer exactamente en qué consiste éste para un público no especializado. Simmons, un excelente humorista norteamericano, tiene una reconocida anécdota que ilustra bien esta situación y puede ayudar a clarificarla:

Si un hombre joven le dice a la chica con que sale que ella es inteligente, luce hermosa y es una gran conversadora, está diciendo las cosas correctas a la persona correcta y eso es marketing. Si en cambio, le dice cuán apuesto, inteligente y exitoso es él, eso es publicidad. Si alguien más le dice a la chica cuán atractivo, inteligente y exitoso es su pareja, entonces eso son relaciones públicas.

 ¿Por qué se ha vuelto tan reconocida esta anécdota? Porque dice una verdad: aunque cada una de las actividades descritas tiene fronteras muy finas con las otras, el marketing se trata de encontrar a la persona correcta a la que hay que persuadir y ofrecerle lo que ella quiere.

Ni el mejor negociador podría dedicarse todo el tiempo a intentar vender simplemente, renunciando a identificar quiénes son sus clientes potenciales. Eso sería simplemente suicida, porque sin la identificación del público objetivo no es posible desarrollar una estrategia que permita enfocar los recursos disponibles para lograr los objetivos propuestos.

Sin embargo, y a pesar de todas los insistentes llamados que se hacen a los emprendedores hoy en día para que presten atención al marketing, es frecuente que éstos lo dejen de lado demasiado tiempo.

 ¿Por qué?

Porque suelen pensar que el marketing viene después de que su producto o idea se encuentren completamente desarrollados o manufacturados, listos para salir a la venta. Después de todo, piensan, ¿para qué vender lo que todavía no se tiene?

Pero este pensamiento supuestamente evidente tiene una falencia: el marketing no empieza con la gran idea o el producto terminado, sino con los clientes –los que compraran el producto si lo desean o necesitan, de quienes depende en última instancia el financiamiento del producto o la idea y su desarrollo-.

Enfocarse solamente en la idea o el producto dejando de lado el marketing es un error común porque como emprendedores solemos depositar todo nuestro entusiasmo y energías en sacarlos adelante. Pero lo que no se puede perder de vista es que los demás no tendrán la misma pasión sobre nuestra idea o producto, así que el verdadero éxito de éstos depende de que seamos capaces de venderlos.

El conocimiento del contexto en que se desenvolverá una idea o producto es tanto o más importante que éstos. Es indispensable conocer los deseos, las necesidades, los problemas a resolver y la situación actual de los clientes. Todo emprendedor que ha prosperado ha conocido estos factores y contado con un plan para ellos.

La gente no compra el producto o la idea simplemente, sino el concepto elaborado –a través del marketing- del producto o la idea: felicidad, novedad, satisfacción, etc. Así que un buen emprendedor también debe saber sacar tiempo para iniciar su estrategia de marketing, conocer sus clientes y cómo llegar a ellos.

Un buen marketing repercutirá además favorablemente en todo el emprendimiento, porque ayudará a focalizar la energía y los recursos y dará una caracterización más objetiva de la realidad a la que se enfrentará el emprendedor que la que podría darle su sola fascinación por su producto o sus buenos deseos. Entre más rápido se familiarice con el marketing e implemente las estrategias más adecuadas, mejor para su emprendimiento.